PAYOLA, CULTURA Y UN NUEVO MINISTRO
En fecha 16 de agosto de este año ha iniciado una
nueva gestión en el Ministerio de Cultura. Su nuevo titular manifestó en
declaraciones su intención de enfocar a la música dominicana como la plataforma
del accionar cultural del país, tal y como fue reseñado por el señor José
Rafael Sosa en el periódico El Nacional.
Estas palabras parecen ser la ratificación de la
conciencia sobre el compromiso que debe asumir el servidor público que adquiere
las funciones de representante y del Estado dominicano en materia de fomento y
preservación de los bienes culturales, así como en la protección y asistencia a
la gestión de los trabajadores, profesionales y productores de la cultura
dominicana.
Las actuaciones del Ministro de Cultura, al igual
que los demás funcionarios del Estado, deben ser una expresión de institucionalidad y
legalidad, atendiendo a las obligaciones que colocan las normas a su cargo. En
el caso concreto, la gestión del nuevo Ministerio debe estar orientada al
cumplimiento de la tradición progresiva jurídica desarrollada en las
Constituciones dominicanas desde 1966, edificada como un “derecho cultural constitucional” que se ha consolidado de manera muy
especial en la actual Carta Magna en sus artículos 10, 63 (numeral 1), 64, 66
(numeral 3), 75 (numeral 11) y 193, y cuya herramienta de implementación
adjetiva es la Ley de Cultura No. 41-00.
Grandes expectativas para la industria de la
cultura, pues con el inicio de una nueva gestión, cuyo primer y principal
desafío será mejorar el trabajo presentado el anterior Ministro y su equipo, se
abre la posibilidad de tratar el tema tabú de la industria musical, desechado
hace más de una década por los legisladores dominicanos, llamado “payola”.
La payola ha sido el monstruo peludo de dos cabezas
que ha vencido anteproyectos de leyes, decretos presidenciales sobre
reglamentación de espectáculos públicos y radiofonía, y ha llegado a eludir
todo tratamiento administrativo que pudiere haber asumido cualquier entidad del
Estado competente por vinculación de su materia con los tipos de daños
producidos por la payola, que son muchos y variados.
Resulta más que conveniente recordar desde temprano
a las nuevas autoridades gubernamentales designadas que la payola afecta al
mercado de la música - forma viva y material de la expresión artístico-cultural
llamada “música”. El nuevo Ministro
debería aprovechar esta oportunidad y constituirse en pionero de América Latina
en el enfrentamiento a la payola como formal obstáculo e ingrediente de atraso
de la cultura musical dominicana. Existe base constitucional, existen leyes y
existen reglamentos, por tanto, instrumentos los hay suficientes para emprender
la primera línea de ataque frontal a esta problemática. No es necesario
arriesgarse a que se engavete de nuevo un proyecto de ley, se puede trabajar
provisionalmente con lo que nos ofrece el sistema vigente.
Se puede elegir cualquiera de los dos caminos, pero
el que sea tomado debe ser ejercido con responsabilidad y con un esfuerzo
consciente del escuadrón de defensa que será desplegado de manera casi
automática por los defensores del régimen fáctico e ilegal de la payola.
Lic.
Juan Miguel Castillo Roldán
Autor:
“Payola, Derecho e Industria Musical”